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Nuevo curso pastoral: llamados a ser “discípulos-misioneros”
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Reportajes de la Vicaría General

05/10/2017

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Nuevo curso pastoral: llamados a ser “discípulos-misioneros”

El Seminario San Atilano acogió, en la jornada de arranque del nuevo curso pastoral de la Diócesis de Zamora, un acto de presentación de los materiales del objetivo diocesano que servirán para la formación de todo el pueblo de Dios.

Zamora, 5/10/17. Este año, la fiesta de San Atilano, primer obispo y patrón de la Diócesis de Zamora, se inició con un encuentro en el salón de actos del Seminario, donde el vicario episcopal de Pastoral, Fernando Toribio, fue el encargado de presentar a todo el pueblo de Dios el objetivo diocesano para este nuevo curso pastoral, Espiritualidad de los agentes de pastoral. Discípulos-misioneros. El obispo y una buena representación de los laicos, consagrados y sacerdotes de la Diócesis participaron en este acto de presentación.

La historia del documento

El repaso comenzó por la historia del documento, que comenzó en el consejo presbiteral de diciembre de 2016, “preguntándose por la presencia de la Iglesia específicamente en nuestro mundo rural. Las respuestas de los consejeros, sin embargo, se centraron en toda la Diócesis. Las respuestas fueron muy ricas y variadas, pero con una gran armonía”. En ellas se constató que “hay una realidad de envejecimiento no sólo en la Iglesia, sino también en la sociedad zamorana. El obispo valoró positivamente tanto el contenido como el talante de las aportaciones, y propuso que todo lo hablado fuera la base del objetivo diocesano del curso siguiente”.

El documento 0 fue estudiado por el obispo y propuso que se abordara el tema de “discípulos-misioneros” con un formato “que evitara caer en disquisiciones teóricas, abriéndose a la vida real de nuestra Iglesia. Desde ahí se elaboraron los temas, y se recogieron muchas aportaciones del Consejo Presbiteral en las presentaciones respectivas de los temas que se irán tratando mes a mes”.

Argumentos de fondo

Hay unas convicciones de fondo en las aportaciones del Consejo Presbiteral, y Fernando Toribio las fue desgranando. La primera es que “lo que hacemos no es suficiente, aunque estemos entregando la vida. Incluso algunas cosas puede que ya no sean convenientes. No llegamos a responder a las necesidades actuales. Necesitamos, por tanto, una profunda renovación”.

Por otro lado, “tenemos unas estructuras que pesan. Tenemos una historia eclesial tan rica que a veces no nos deja respirar: tantas parroquias, asociaciones de fieles... que responden a una vida muy rica que en su momento fue así. Pero hoy sostener esa estructura heredada de nuestros mayores nos pesa tanto que no nos deja respirar. Una estructura que se apoya en los sacerdotes y responde a otro momento histórico que ya pasó”.

Es necesario, por lo tanto, “ayudar a tomar conciencia a todo el pueblo de Dios de que es la Iglesia y tiene un papel fundamental en la construcción del Reino”. Porque es una realidad que “tenemos aún una comprensión muy clerical, con mucha dependencia del sacerdote. Por eso tenemos que caminar en la dirección que el Concilio Vaticano II nos ha marcado: la Iglesia, pueblo de Dios, es el sujeto de la evangelización”.

Otra convicción es que “tenemos que acompañar a los que ya son cristianos, pero tenemos que abrir la puerta al trabajo con las generaciones que cada vez son menos cristianas. Hay que salir al encuentro de los que están lejos, no conocen, se han distanciado...”. Por ello debemos ser “una Iglesia en misión”.

Argumentos de fondo del obispo

A todo esto, aportado por los integrantes del Consejo Presbiteral, el obispo añadió que “la verdadera renovación nace de la renovación de las personas”. Como dijo el Papa, hacen falta “hombres renovados” para emprender la reforma. Esto supone “abrirse a lo que el Espíritu sugiera, para abordar, inspirados por Él, lo que pide a la Iglesia”.

Es necesario, además, “que el pueblo de Dios asuma su responsabilidad. Por eso los materiales que se elaboren no deben ser sólo para la formación permanente del clero, sino que deben servir para toda la comunidad diocesana. La renovación tiene que ser de todos: clero, vida consagrada, asociaciones de fieles, familias, catequistas, movimientos...”.

“Y la base de la renovación está en el corazón, no en la cabeza”, reconoció el sacerdote. De manera que “no se trata tanto de ideas, sino de hacer una transición de la cabeza al corazón. El motor no está en descubrir ideas nuevas, sino en abrir el corazón a la acción de Dios”. De ahí la centralidad de la oración en los materiales de formación de este año.

La concreción está en “la necesidad de ser, por un lado, discípulos y seguidores de Cristo y, por otro, ser misioneros y testigos suyos. Todo lo demás vendrá después. Lo que tenga que nacer, nacerá de ahí”.

Contenido de los materiales

A continuación, Fernando Toribio resumió el contenido de los 8 temas formativos planteados para este curso, reiterando que “no se trata de aprender cosas nuevas, y por eso no aparecen grandes ideas”. Los núcleos temáticos, en síntesis, son los siguientes:

1. Conversión pastoral, tema marco. Descubrir la vida que encierra lo que tenemos. Es la llamada que Francisco ha hecho a toda la Iglesia en la exhortación Evangelii gaudium y la convicción que tenemos.

2. El encuentro con Cristo. La fe nace del encuentro con la persona de Jesucristo, y es lo que fundamenta todo lo demás en la vida cristiana. La fe no es cuestión de tradiciones o de costumbres. Lo es también, pero no basta. Es un acontecimiento que cambia la vida.

3. La oración y la acción del Espíritu Santo. Esa acción en la Iglesia se acoge en la oración. Así sigue actuando Cristo en nosotros. Si no, la fe se convierte en ideología, costumbre...

4. La vocación. Es la encarnación concreta desde la que vivimos la vida cristiana. Para cada uno de nosotros es distinta. Dios sale al encuentro de cada uno de nosotros y establece un diálogo, proponiéndonos un camino.

5. Testigos de la fe. Es el sentido de nuestra vida, y cada uno lo hará según su propia vocación. En un mundo secularizado, no se puede dar por sentada la fe ni la experiencia cristiana, y por eso es necesario el primer anuncio, el despertar religioso, el conocimiento sapiencial de Jesús... Sin esto, todo lo demás se cae.

6. Testigos de la esperanza. Nuestro mundo la necesita, y también nosotros. Dios es el que fundamenta nuestra esperanza, y debemos ser testigos de ella.

7. Testigos del amor: caridad. La fe y la esperanza se concretan en el amor a los hermanos. El amor es el primer testimonio, sobre todo con los más necesitados.

8. Testigos del amor: fraternidad. El amor debe ser visible entre nosotros, en la comunión vivida en la comunidad cristiana. Es el “mirad cómo se aman” de los primeros discípulos. Una caridad afectiva y efectiva, que vaya más allá de barreras y fronteras.

Novedades que aportan

La principal novedad estructural, según el vicario de Pastoral, consiste en que “este curso no tenemos por separado el objetivo diocesano como documento referencial y el material para la formación permanente, sino que el objetivo de este año es trabajar los materiales de formación. El fin es abrir el corazón para la conversión pastoral. Este año no hay una meta, sino que nos ponemos a caminar. Empezamos un camino, y que el Espíritu nos guíe y nos lleve adonde Él quiera”.

Otra novedad es que “no tenemos materiales de formación permanente del clero, sino de formación pastoral diocesana. Están orientados a toda la Diócesis, pensando en todas las realidades diocesanas”.

La estructura de cada tema es de ver-juzgar-actuar: “el ver es el planteamiento del tema, breve. El juzgar son los textos de la Palabra de Dios, para que sea Él quien sugiera, indique... El actuar busca las pistas que se han encontrado en la oración”.

En lugar de 6 temas, que eran los que se utilizaban en la formación permanente del clero mensual, ahora vuelve a haber 8 temas, para todos los meses entre octubre y mayo, sin interrupciones, ya que esto no es sustituible por las jornadas diocesanas de enero o la conferencia de la jornada sacerdotal de mayo.

Claves de fondo

Todos los temas “están formulados en clave de primer anuncio, el que siempre hay que volver a escuchar y a anunciar. No sólo es el primero en el tiempo, sino que es el sustento sobre el que todo lo demás se edifica. La fe se ofrece, no se impone. Y no se presupone en las personas. No se presupone, sino que se propone”.

Fernando Toribio destacó de nuevo que se propone la “clave oracional, a pesar de nuestra tradición intelectual de formación. Dialogamos, discutimos... en el campo de las ideas. Sólo el Señor es capaz de mover los corazones para que salgamos del ‘siempre se ha hecho así’, del análisis estéril que conduce a la negatividad... Por eso la propuesta de estos materiales es de oración”.

Además, los contenidos están “centrados en la Palabra de Dios. En el fondo, no son más que una selección de textos de la Escritura: Antiguo Testamento, evangelios y Hechos. La actitud debe ser ponernos a la escucha. El mismo Espíritu que inspiró la Biblia es el que nos habla en la oración”.

Otra clave importante es la comunitaria. “No es una lectura personal de la Palabra de Dios, porque cualquier camino pastoral será en comunión. Por eso los materiales son para trabajar en grupo”. Y también están pensados en clave de acción, ya que “en cada tema se propone compartir las pistas descubiertas en la oración. La primera cuestión siempre es abierta, para recoger lo que haya podido sugerir el Espíritu. Las dos siguientes están centradas en madurar cada uno de los temas. La última pretende mirar a los caminos que haya que concretar”.

Posible esquema de trabajo

El vicario de Pastoral ofreció algunas sugerencias concretas para utilizar los materiales de formación, según las circunstancias de los grupos, las personas y los tiempos. Cuando son reuniones mensuales, hay que dedicar un mes para cada tema. Se puede comenzar presentando el tema (sin sustituirlo por una charla). Abrir un espacio de oración amplio, con silencio o con alguna estructura comunitaria, para leer serenamente los textos de la Palabra y dejarse interpelar. Y al final, tiempo para compartir en un diálogo fraterno.

Si son reuniones breves semanales, se puede usar una página cada semana. Son materiales para utilizar de la forma que se vea más conveniente según los grupos o las circunstancias, “de la forma que más ayuden. Sentíos muy libres: es una propuesta a disposición de todos”.

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