Adolescencia y Juventud
27/08/2023
El Campamento Diocesano Tabor: fraternidad, ocio y fe
El Campamento Diocesano Tabor, organizado por el secretariado de Pastoral Juvenil, ha concluido su primera edición con una participación de setenta de adolescentes y jóvenes. En el marco del Lago de Sanabria y con el objetivo de posibilitar una experiencia de encuentro con el Señor, Millán Núñez, rector de los seminarios mayor y menor de Zamora y responsable de la pastoral juvenil de la diócesis, ha pilotado esta actividad sostenida sobre tres pilares: la fraternidad, el ocio y la fe.
No son tiempos sencillos para la evangelización, pero el espíritu apostólico y misionero que nace del encuentro con Dios hace que la Iglesia siga ofreciendo espacios para posibilitar la experiencia de la fe. Desde esta convicción, el secretariado de pastoral juvenil, con la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa aún en la memoria reciente, ha promovido durante estos días el Campamento Diocesano Tabor, una iniciativa que pone a los jóvenes ante la pregunta fundamental del sentido de su vida y le ofrece pistas para descubir su vocación particular. El propio obispo de la diócesis, Fernando Valera, participó en el encuentro con una catequesis sobre este tema, reflexionando con los jóvenes e invitándoles a ser valientes y tomar decisiones coherentes con lo que Dios le pide a cada uno de ellos.
Han sido días intensos en los que la convivencia y la fraternidad han conseguido una fuerte experiencia comunitaria. A través del juego y de divertidas actividades, los jóvenes han ido conociéndose y estrechando una relación que potenció la amistad y generó espacios sanos de diálogo y reflexión. Todo ese ambiente profundamente humano ha posibilitado la creación de un contexto favorable para el encuentro con Dios a través de charlas específicas de crecimiento en la fe y de trabajo en pequeños grupos para compartir esas experiencias con sus compañeros.
El campamento ha sido lugar de oración, de alabanza, de adoración al Santísimo Sacramento y de Eucaristía diaria. Millán Núñez afirma que "queremos que sea Dios quien actúe durante estos días", no hay otro protagonista, ni otro objetivo, y para eso un equipo de monitores-misioneros se ha encargado del desarrollo de las actividades, de guiar al grupo y de rezar específicamente por cada uno de los jóvenes que han participado en esta iniciativa.
El Campamento Tabor puede ser continuidad para los que ya tienen experiencia de Dios, pero también un punto de inflexión en la vida y un despertar en la fe para esos adolescentes que no han tenido práctica religiosa o que esta ha sido escasa o superficial.