Comunicación
17/07/2020
“IT´S ALL OVER MUCH TOO QUICKLY”
Estas palabras forman parte del ingenioso y divertido monólogo con el que un contrariado Alvy Singer, al que da vida un joven Woody Allen, se dirige al espectador en el ya por muchos considerado como clásico, Annie Hall. Aquello de que el autor deja una impronta más o menos marcada de su propia vida en su producción es un tema harto tratado. Puede que el neoyorkino recurra con frecuencia a su peculiar historia en busca de inspiración, desde luego no podía ser de otra manera en su último trabajo; una autobiografía que, tras una controvertida publicación en Estados Unidos, apareció entre las novedades editoriales del mercado español el pasado mes de mayo.
Como ocurre con su filmografía, rápidamente sabes que estás frente a Woody Allen. Su sobria y elegante portada, con una tipografía que copia los títulos de crédito de sus películas, suena al director. Al director y a jazz, que por asociación aparece automáticamente en tu cabeza. Y lo mismo sucede cuando empiezas a pasar las páginas de su interior. Igual que su trabajo, su vida plasmada negro sobre blanco destila humor, inteligencia, amor por el cine y respeto por su oficio; por no mencionar su variado y pintoresco repertorio de filias y fobias. Todo ello narrado con una sencillez y humildad que sorprenden, y donde no hay atisbos de impostura.
Un paseo por una carrera cinematográfica de casi seis décadas; más de cuatrocientas páginas que se devoran con embeleso aunque cuidado, igual que reza el título de este texto, se acaba demasiado deprisa.
Manuel Benito