RTVE retransmite desde la parroquia de San Lázaro la misa en el Día de la Iglesia DiocesanaEste domingo, en el marco del Día de la Iglesia Diocesana, la parroquia de San Lázaro de Zamora ha sido escenario de una celebración retransmitida en directo para toda España por RTVE. La misa, presidida por el obispo de la diócesis que estuvo acompañado por el párroco, Florencio Gago, y varios sacerdotes colaboradores, ha congregado a fieles de la comunidad en una jornada de oración y comunión.
La eucaristía ha comenzado de manera solemne con una procesión de entrada, marcada por el característico toque de campanas del barandales de la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída, una cofradía que ha sido la promotora de la retransmisión de esta celebración desde la parroquia.
La música corrió a cargo del coro parroquial, formado por el nutrido grupo de personas que acompañan las celebraciones dominicales con la participación activa de los niños. También hubo oportunidad para que el grupo de clarines de la cofradía hiciera sonar sus instrumentos dándole solemnidad a la celebración. En la homilía, pronunciada por el obispo, se ha subrayado el papel de la cofradía en su inserción parroquial. He aquí aquí el texto completo:
"Queridos amigos en el Señor
Permitidme que mis primeras palabras sean para los enfermos, especialmente para los que nos estáis viendo desde vuestras casas. Un recuerdo, muy especial a los afectados por la DANA, los heridos, los que no tienen casa, los fallecidos. Vaya nuestro cariño, oración y solidaridad. Gracias a Televisión Española y a todo el equipo de El DÍA DEL SEÑOR, llega a vuestros hogares, a vuestras residencias, a vuestros hospitales esta celebración, para la cual, vosotros, los más débiles, sois los primeros invitados.
Como en un puzle perfecto, encajan todas las piezas que motivan esta celebración. En primer lugar, la intención de la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída por poder retransmitir la misa dominical desde aquí, desde Zamora, desde esta parroquia de san Lázaro con una vitalidad envidiable. Esta es vuestra casa. En ella hacéis experiencia de vida comunitaria, de hermanos que os reunís en torno a la mesa del Señor para la fracción del pan que motiva después vuestra intensa vida caritativa. La Hermandad, la vuestra y todas las demás tan decisivas para nuestra iglesia, no son islas en la vida de la diócesis. Son parte de ella. Están insertas en ella. La fe vivida de esta manera, en una cofradía que recibe aliento de la parroquia y da vida a la misma parroquia, es siempre un testimonio de autenticidad. Las imágenes no tienen sentido sin la realidad sacramental que acontece aquí, en medio de nosotros. Y sin la caridad que hace real y creíble el amor que se predica.
Y todo ello hoy, día de la iglesia diocesana. Desde aquí. Desde Zamora. Emblema de una tierra con hondas raíces de fe llamada desde su pequeñez a la esperanza. Aquí, en esta tierra, se hace presente nuestro Señor. En esta tierra estamos llamados a vivir del todo nuestra fe. Aquí tenemos que hacer realidad, la experiencia de Elías y de la viuda que pone siempre la carne de gallina: “La orza de harina no se vaciará. La alcuza de aceite no se agotará”.
Nadie como vosotros, los cofrades, sabe hasta qué punto se remueve el interior cuando escucháis los sonidos de vuestra hermandad en la calle, cuando pasáis al lado de vuestros seres queridos, cuando recordáis los tiempos pasados junto a los que ya no están. Ese interior, donde bien sabemos que está la verdad siguiendo la célebre sentencia de San Agustín, es el que hoy, día de la iglesia diocesana, se nos invita a recuperar. Somos buscadores de la verdad. Pocos adjetivos recogen mejor a los protagonistas de la historia de la salvación que este, el de buscadores. ¿Y si lo que buscas está en tu interior? ¿Por qué no aprendes a mirarte para mirar, a descubrirte para descubrir, a amarte para amar? Ver con el corazón, porque la fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver (LF, 18).
Ver ese interior con los ojos de Jesús, el tuyo y el mío, donde están nuestras miserias y habitan también nuestras buenas intenciones. En ese interior donde está nuestra pobreza y pecado, está nuestra virtud y nuestra grandeza. En este interior donde están tus cosas y las mías, está hablando Dios. Por eso hoy, la iglesia diocesana llama a escudriñar lo profundo de nuestro ser. Porque ahí podemos vernos a nosotros mismos sin nuestro yo que tanto oculta y obnubila todo lo demás y a todos lo demás. Porque ahí, donde nos sentimos tocados por Dios, nos sabemos miembros de un gran cuerpo. Lo poco que podamos dar de nuestra vida siempre dará vida. El evangelio lleva días hablándonos de lo poco: del grano de mostaza, de la poca fe, de la pequeña limosna. Todo lo que haces por la vida de los demás, por poco sea, te da vida a ti. La comunidad es tanto más auténtica cuanto más experimenta que lo que haces por los otros, te hace a ti, que lo que ofreces a los otros, se te devuelve con creces a ti.
La iglesia diocesana es esa comunidad, esa porción que no es toda la iglesia pero que tiene TODO lo que es la iglesia. Y que cuenta contigo y conmigo. Y que nos necesita. Como me habéis oído decir tantas veces: en esta iglesia todos tienen sitio. Pero siempre falta alguien. Esta es nuestra tarea evangelizadora: invitar a los que están a venir, a sentarlos a nuestra mesa, a ofrecerles nuestro pan. El contacto con la Carne de Jesús, su cuerpo eucarístico prepara nuestros ojos para ver con el corazón de nuestro Señor.
Tú y yo, aquí, en nuestra comunidad, en nuestra parroquia, en nuestros grupos y movimientos; en cada una de nuestras diócesis, somos la muestra de cómo nuestra nada, cuando se pone al recaudo de los otros, se pone a la vista de Dios. Y así alcanza su fruto y nos llena de alegría.
El día de la iglesia diocesana es el día de la sinodalidad por excelencia. Es el día en el que recordamos el valor de todos. Es el día en el que nos descubrimos como pueblo que camina con todos y para todos. Es el día en el que nos sabemos miembros necesitados de perdonar y de ser perdonados experimentando así, la belleza de pedir perdón, como nos recuerda el papa Francisco en Dilexit nos, la reciente encíclica.
Pongamos nuestra pequeña limosna en sus manos porque sólo él, como repite el salmo, sustenta al huérfano y a la viuda.
Gracias queridos hermanos por vuestro tiempo, por vuestras virtudes, por vuestra ayuda, por vuestro esfuerzo, por vuestra vida. Dios os bendiga".
La celebración continuó en un ambiente de recogimiento comunitario, reflejando el espíritu de la jornada y rezando por la misión evangelizadora que se iniciará brevemente en la parroquia junto a las Hijas de la Caridad y los Hermanos Paules. Una experiencia que en coordinación con otras parroquias nos recuerda a todos la importancia de ser parte activa de la vida de la Iglesia y de la necesidad de llevar el evangelio a todos los rincones de la tierra.
Los sones de "La muerte no es el final" y el cántico a la Virgen pusieron el colofón a una celebración que llenó el templo y expresó la estrecha vinculación de la cofradía con la comunidad parroquial.
Desde la diócesis agradecemos el gesto de RTVE y particularmente al equipo de "El día del Señor" por esta retransmisión en el Día De la Iglesia Diocesana para toda España.
10/11/2024más info