Religiosidad Popular
06/08/2021
La Virgen que vendrá desde Éfeso
Por Javier Fresno
En breve, los días 9 al 11 de agosto, nos visitará la Virgen. Dicho así puede resultar llamativo, pero en realidad se trata de eso. Estamos en un Año Santo Compostelano, y recordamos especialmente la figura del apóstol Santiago, por el que nos vino la fe. Pero recordamos también que, en su tarea de traer el Evangelio hasta España, Santiago experimentó el fracaso y el desánimo.
No sabemos bien si fue la dureza de espíritu de nuestros antepasados, o sentir la lejanía de su tierra y la falta de apoyos. El caso es que el apóstol experimentó, como todos nosotros muchas veces, la mordedura del desaliento.
Y dice la tradición que entonces la Virgen María, que aún vivía en Éfeso, se le apareció. Se hizo presente en su camino en Cesaraugusta, a las orillas del Ebro, y le transmitió ánimo, fortaleza y fe. Una fe que necesitaba en un momento delicado de su misión.
Pues de eso mismo se trata ahora. En un momento delicado, crítico, de nuestra historia, cuando la Iglesia española experimenta también el cansancio y el desaliento, un grupo de laicos y sacerdotes han organizado la operación MADREVEN, que puede verse con más detalle en su página web https://www.madreven.es/
Se trata de la venida de una imagen de Santa María Inmaculada desde Éfeso, desde el templo edificado según la tradición sobre la casa de la Virgen. Y esa imagen vino directamente hasta Zaragoza.
Allí, el 30 de abril de este año, fue situada en la Capilla de la Virgen, junto al Pilar que nos recuerda permanentemente su cercanía y su amparo. Desde allí fue trasladada en hasta Compostela, donde ha estado la imagen bendita el 25 de julio, fiesta de Santiago.
Pero el viaje no ha concluido. De Santiago ha pasado a catedrales o templos singulares de Lugo, Orense, Valladolid, Burgos, Vitoria, Avila… En un viaje que concluirá en Getafe, en el Cerro de los Ángeles, corazón geográfico de España.
A la Diócesis de Zamora va a llegar el lunes 9 de agosto, concretamente a Villalpando, la Tierra de la Inmaculada. Y de allí pasará a Zamora, y será recibida en el Convento del Tránsito, en medio de ese Novenario que concita la devoción y el cariño de los zamoranos.
La presencia de María entre nosotros, como entonces para Santiago, debe ser un estímulo para nuestras comunidades, a menudo apagadas o amedrentadas por el secularismo, por el envejecimiento, por la falta de relevancia social.
María recuerda el mensaje de Jesús: “No tengáis miedo”. “Remad mar adentro”, como nos decía San Juan Pablo II al comienzo del milenio. Sed una “Iglesia en salida”, misionera, no asustada ni encerrada, como nos pide el Papa Francisco. Y siempre, siempre, sin duda alguna, “haced lo que él os diga”.
Nos preparamos para recibir a María, y sobre todo para recibir su estímulo y su amor. Que su presencia, como entonces, se haga sentir en el hoy de nuestra historia.