19/03/2014
Fe, esperanza y caridad, claves de la vida cofrade
Crónica del triduo en honor del Cristo del Espíritu Santo, que se ha celebrado entre el 14 y el 16 de marzo en la iglesia parroquial de la capital donde se le rinde culto.
Zamora, 19/03/14. El pasado fin de semana se celebró el Triduo cuaresmal en honor del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, que este año planteaba una reflexión sobre las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. La primera jornada estuvo a cargo del nuevo párroco, José María Diego Pascual, que presidía por primera vez un culto de la Hermandad como su capellán, acompañado por el coro parroquial.
El párroco reflexionó en su homilía sobre la fe, afirmando que su importancia radica en que es un don que procede directamente de Dios, y por eso es una virtud teologal, porque emana del mismo Dios. Invitó a vivir el misterio de la fe con alegría, ya que implica una confianza plena en Dios.
También llamó a los fieles a profundizar en el fondo y en el sentido de los ritos, ya que si solamente nos quedamos en la forma externa, poco a poco perderían su sentido original. Y exhortó a que la Hermandad sea una verdadera corporación de hermanos en la fe, que viven esa fe con alegría y compromiso fraternal.
La segunda jornada del triduo fue presidida por Florentino Pérez Vaquero, que pertenece a la Hermandad y es el rector de los Seminarios Mayor y Menor de Zamora, y que acudió con tres seminaristas. El acompañamiento musical corrió a cargo de Antonio Santos (barítono solista) y el Coro de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción su Madre, de Salamanca.
En su homilía, Florentino habló de la verdad redentora de la Cruz, como gran esperanza de los cristianos, como guía y referente de los que queremos seguir a Cristo y de nuestra Hermandad. “Ser hermanos de esta cofradía o Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo nos exige estar convencidos de esta verdad, y no sólo con la mente, sino con la vida. Luchar contra las injusticias de nuestro entorno, estar atentos a las necesidades de quienes nos rodean, tratarnos desde el respeto y el afecto propio de los hermanos… han de ser cualidades propias de quienes tenemos la luz de Cristo por bandera”, afirmó.
La jornada final fue presidida por Florencio Gago Rodríguez, delegado diocesano para la Familia y Defensa de la Vida, párroco de San Lázaro y, hasta el año pasado, párroco del Espíritu Santo y capellán de la Hermandad. En su homilía reflexionó sobre la caridad, y cantó el coro de la Hermandad.
Florencio indicó cómo la palabra caridad a veces es malinterpretada, desfigurada y deformada. Quizás se entiende mejor, explicó, cuando la sustituimos por la palabra sinónima amor. Dios es caridad, Dios es amor. Por tanto, la caridad es lo contrario al egoísmo y debe ser el principio y el fin de nuestra vida. San Agustín decía: “ama y haz lo que quieras”; y esto es lo que Dios espera de los miembros de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo.
Durante los tres días, al finalizar la eucaristía se rezó el ejercicio del triduo escrito en 1978 por el sacerdote ya fallecido Benjamín Martín Sánchez para la Hermandad, acompañado del rezo de las cinco llagas y del canto de la antífona e himno de la Misa de los presantificados “Crux Fidelis”, que también se interpreta durante la procesión penitencial del Viernes de Dolores.
Sangre preciosa, divina Caridad
En la primera jornada los mayordomos del año en curso tomaron posesión de forma solemne haciendo profesión de fe.
La jornada dedicada a la caridad supuso el inicio de la campaña que el área de acción social de la Hermandad ha puesto en marcha para esta Cuaresma. Con el lema de “Sangre preciosa, divina Caridad”, invita a tomar partido, al compromiso con los más necesitados siguiendo el ejemplo de Cristo, pelícano místico, que por nosotros y por nuestra salvación, derramó su sangre, al igual que el pelícano se abre el pecho para alimentar a sus hijos.
El Solemne Triduo en honor del Cristo del Espíritu Santo fue recuperado por la Hermandad en 2011 –año en que se conmemoró el 800º aniversario de la consagración de la iglesia del Espíritu Santo–. Como el año pasado, la imagen del Cristo presidió el presbiterio de la iglesia desde un altar efímero levantado para este culto.