29/07/2016
JMJ 15: No podemos quedarnos de brazos cruzados
De Zamora a Cracovia – Diario de la JMJ 15
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Cracovia llega a sus días principales. Desde allí, Gabriel Ramos, del Seminario Mayor, nos envía la crónica de todo lo vivido.
Cracovia, 29/07/16. Hoy nos hemos levantado muy pronto y hemos ido directamente a recoger la comida y la cena del día, de picnic, porque teníamos que coger el tren hacia Cracovia. Cuando llegamos allí, había un montón de gente de diferentes nacionalidades y pudimos hablar con algunos de ellos.
Tuvimos un rato para pasear por nuestra cuenta y conocer algo la ciudad, hacer compras, etc. Después celebramos la eucaristía, el grupo de Zamora, en una capilla pequeña de una gran iglesia, y se nos unieron algunos mexicanos y algunos portugueses que, aunque no hablaban muy bien español, más o menos nos entendían.
El momento que más destacamos de la celebración es el del Padrenuestro, ya que en esa pequeña capilla nos dimos todos las manos y lo rezamos juntos a una sola voz, aunque en diferentes idiomas. Era el mismo Padrenuestro, y todos sentíamos, unidos, a Dios como el mismo Padre.
Después de ello comimos en un gran jardín que había por allí y nos pilló la lluvia cuando intentábamos dormir la siesta. Por eso tuvimos que ir corriendo a resguardarnos. Ya con los chubasqueros, nos fuimos hasta el campo donde tuvimos el Vía Crucis con el Papa. Hacía mucho calor pero, gracias a Dios, llegó un momento en el que se nubló y pudimos caminar tranquilamente. Había muchos peregrinos, tuvimos que rodear bastante, hubo atasco... pero todos felices y cantando hasta encontrarnos con el Papa.
El Vía Crucis fue intenso, fue muy bonito, y nos lo tradujeron en directo al español. Francisco nos dirigió unas palabras que nos tocaron y que nos marcaron bastante. Nos dijo que hay que ser alegres y que tenemos que hacer algo, porque el mundo entero nos está mirando y no podemos quedarnos de brazos cruzados.
Después de eso, lo que hicimos fue ir saliendo poco a poco, por sectores, y antes cenamos en el propio campo, porque tardamos mucho en salir. Cogimos el tren de regreso y volvimos algo tarde a las casas, donde las familias nos recibieron, preparadas para darnos algo más de cenar. Ha sido un gran día y lo hemos vivido con mucha alegría.