18/07/2016
JMJ 4: Descubrir a Cristo en el hermano
De Zamora a Cracovia – Diario de la JMJ 4
Los jóvenes zamoranos que están de camino a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Cracovia ya han llegado a Praga. Nos cuenta sus impresiones del cuarto día de viaje David del Hoyo, un joven de Benavente.
Praga, 18/07/16. Seguimos en camino... hoy pronto, a las 7, todos arriba para empezar el día, pues nos esperaban unas cuantas horas de viaje hasta Praga. A cargar equipajes y empezar la mañana con un buen desayuno, que tenemos que reponer fuerzas para el viaje.
Lo primero del día, antes de empezar el largo camino hasta la nueva ciudad que nos acogerá, celebramos la Eucaristía que, conjunto con el desayuno, es lo que más nos cargó las pilas. Pudimos celebrarla juntos una vez más los zamoranos y el grupo que nos ha estado acompañando estos días: la Diócesis de Coria-Cáceres.
Con los deberes hechos y el día presentado al Señor, al autobús para continuar el peregrinar. Más autobús, más horas sentados, pero a pesar de ello el camino ya no es como el del primer día, el camino parece más fácil, más llevadero, las amistades se forjan, siguen creciendo y cada vez hay mejor rollo; se canta más, se comparte, se crean lazos.
De camino ya hacia Praga, prontito, sobre las 13,30 paramos para comer los bocadillos que nos habían dado antes de salir de viaje, y aprovechamos también para estirar un poco las piernas y descansar para poder seguir con el trayecto.
Por fin a las 16,30 llegamos a Praga, a instalarnos en el hotel donde irán llegando más grupos de españoles (esta tarde llega Toledo); a las habitaciones a asentarse pues pronto quedamos para salir a tener una primera impresión de la ciudad que nos acogerá estos dos días, a conocer un poco sus rincones, aunque un poco exprés, pues mañana ya habrá tiempo.
Y nos fuimos corriendo al restaurante a las afueras de la ciudad, donde nos juntamos con más de 300 jóvenes de toda España para cenar. Esto ya va tomando forma, ya se siente que ésta es la juventud del Papa, como pudimos tararear todos juntos en la cena.
La experiencia está siendo muy bonita y a la vez entrañable, conociendo nueva gente, descubriendo a nuevos hermanos... en definitiva, descubriendo a Cristo en el hermano.