15/02/2014
La Pastoral de la Salud, lugar privilegiado de la caridad
Zamora, 15/02/14. El director nacional del Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el sacerdote Jesús Martínez, pronunció el pasado jueves 13 de febrero la charla “Fe y Caridad”, enmarcada en la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo.
El ponente comenzó explicando la relación entre la fe y la caridad: “existe entre ellas una relación circular. La fe, especialmente en la teología de Juan y de Pablo, se ve como un camino que conduce al amor. Nos los dice también Santo Tomás”. Para el responsable de Pastoral de la Salud de la CEE creer y amar representan las exigencias que resumen todas las características del auténtico seguidor de Cristo, tanto del sano como del enfermo.
Jesús Martínez durante su conferencia mencionó también la caridad entre los egipcios y en el mundo grecorromano. Al parecer la civilización egipcia es la que tuvo una idea humanitaria más alta: igualdad en la justicia, derechos de la mujer y los niños, derechos de los esclavos, ayuda a los miserables, etc. El culto a la divinidad, según Martínez, estaba ligado a la asistencia a los pobres.
Sin embargo, estos principios se deben habitualmente a “un intercambio de intereses” donde la comunidad o el individuo buscan su propio interés. Una filantropía que poco tiene que ver con el significado cristiano de la caridad con los pobres. “El pobre es considerado un daño para la ciudad, por eso se socorre al pobre. Es un acción defensiva, no caritativa”.
La caridad en la vivencia de la fe bíblica se sustenta en varios pilares. El primero, un Dios que ama a su pueblo. “El Antiguo Testamento nos presenta el rostro velado del Padre, pero con una Palabra clara y vivencial. Se trata de un Dios que interviene históricamente a favor del pueblo: ¡qué bien sabes ayudar al débil, socorrer al brazo sin fuerzas! (Job 26,2)”.
Pero también se encuentran en el Antiguo Testamento huellas claras de la respuesta del hombre a ese amor: yo te amo, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador (Sal 18, 1-2), recuerda Jesús Martínez. Esa respuesta de amor se expresa también en el servicio y obediencia, observando sus mandamientos y siguiendo sus caminos.
Otro de esos pilares es el amor más allá de uno mismo, el amor al prójimo. “Éste aparece en el Antiguo Testamento en periodo más bien tardío (Lv 19, 18): amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En la parte final de su ponencia, Jesús Martínez apuntó algunas líneas de acción para, desde la caridad, ser promotores de salud:
- Redescubrir la dimensión de la caridad como acción eclesial. Normalmente la Iglesia y sus comunidades han derivado el tema de la salud a aquellos grupos o personas que atendían a los enfermos, sin embargo, hoy vemos que es un tema que está en la raíz del ser y del vivir de Jesús y, por lo tanto, también lo tendrá que ser de la comunidad que quiera imitarlo
- La Pastoral de la Salud, lugar privilegiado de la caridad. Aquellas personas que asumen en nombre de la comunidad de fe la tarea y el servicio a los enfermos deberán tener presente y trabajar por: que los enfermos y sus familias encuentren en la comunidad cercanía y acogida; visitar a todo enfermo, nadie que sufra ha de ser ignorado; conocer las necesidades de los enfermos; acercarles la vida de la comunidad (eucaristía, la Palabra, las actividades…); y tener presente a la familia, que muchas veces son sufridores en silencio.
El director de Pastoral de la Salud de la CEE finalizó su intervención diciendo: “el hombre y la mujer de fe vivimos conscientes de que ante los grandes problemas, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, el Señor nos dirige palabras de ánimo: yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28, 20)”.