19/03/2015
Las cofradías, agentes para transformar el mundo
Un año más la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo de Zamora y la parroquia del Espíritu Santo celebraron solemne triduo en honor de su imagen titular los días 20, 21 y 22 de febrero.
Zamora, 19/03/15. Era deseo de la hermandad, que este año celebra el XL Aniversario de su constitución canónica, aprovechar estos días de oración para mirar hacia atrás, meditar sobre el papel de las cofradías y hermandades en el siglo XXI, como testigos de la fe y agentes de la caridad, así como sobre las claves para desarrollar una correcta vida cofrade en comunión con la iglesia. Dadas las circunstancias también se quiso rezar por todos los cristianos perseguidos en el mundo por razón de su fe en Jesucristo.
Por segundo año la hermandad decidió contar con la participación de dos sacerdotes vinculados a la hermandad y a la parroquia, además del capellán, para presidir cada una de las celebraciones del triduo.
El viernes presidió la celebración Roberto Castaño Joaquín, párroco “in solidum” de Toro y hermano de la cofradía, quien ahondo en su homilía sobre el significado de la palabra Hermandad: “cofrade supone ser hermano con los demás, hermano en la fe”. Planteó las virtudes teologales (a cuya reflexión se dedicó el triduo del pasado año), como claves de la verdadera vida cofrade, en el pasado, en el presente y en el futuro. La fe que confiere sentido a toda nuestra actividad, la esperanza en la redención a través de la cruz de Cristo y la caridad (interna y externa) con los que nos rodean. Afirmo que “las cofradías son espacios privilegiados para ejercer la caridad, que necesita de la fe y de la esperanza para no quedar en mera filantropía”.
El sábado presidió José Francisco Matías Sampedro, vicario general de la Diócesis y párroco de San Pedro y San Ildefonso, quien reflexionó en su homilía sobre las claves para la vida cofrade: creer en el Evangelio, seguir a Jesús en sus actitudes, coherencia de vida y conversión personal a Dios. Desde ese punto, subrayaba el sacerdote, se servirá más y mejor a la Hermandad, y se estará en disposición de manifestar lo que uno ha visto y oído, de dar testimonio de fe.
Matías Sampedro continuó afirmando que con los corazones convertidos las estructuras de las cofradías son más operativas. Invitó a la hermandad a incidir en la oración y en la formación, a reflexionar sobre el papel que la hermandad desempeña en la vida parroquial, en la pastoral diocesana y en la ciudad como agente transformador del mundo. Nos pidió que ahondando en la fe, la esperanza y la caridad.
El último día presidió la celebración el capellán y párroco del Espíritu Santo, José María Diego Pascual. En su homilía reflexionó sobre el carisma de las hermandades y cofradías, sobre el que hemos querido meditar a lo largo de estos tres días. “El que quiera seguir a Cristo que coja su Cruz y le siga”, afirmó el sacerdote. “La cruz, instrumento de tortura y escándalo para los judíos, es el símbolo de aquellos que hemos decidido seguirle”. La forma de hacerlo es cargar con nuestras cruces cotidianas y seguir su senda nazarena con las esperanza en la resurrección redentora. Todos tenemos una cruz y las hermandades también debemos estar ahí, para ayudar aquellos cuya cruz es más pesada que la nuestra.
Durante el triduo cantaron la Escolanía de Zamora, dirigida por el hermano Javier Escudero Arias, el Coro Gaudete y el coro de la Hermandad. Al finalizar cada una de las celebraciones se efectuó el ejercicio del triduo –con la adaptación del texto de Benjamín Martín Sánchez de 1978 recuperado el año pasado–, y el canto del himno a la cruz Crux fidelis. El primer día se desarrolló la toma de posesión de los mayordomos del año.