13/02/2014
Nuestra Madre de las Angustias: una corona para la cabeza, la otra para el corazón
Zamora, 11/02/14. La imagen de Nuestra Madre de las Angustias será coronada canónicamente por el Sr. Obispo, el próximo 20 de septiembre. Me pide Isabel, nuestra querida presidenta de de la Cofradía, que yo, como hermano de honor y con más de 40 años de pertenencia a la Cofradía, explique qué significa para la cofradía la Coronación Canónica de Nuestra Madre y como se ha llegado a este momento y lo que haremos para realizarlo.
La cofradía espera que esta ocasión, gozosa en extremo, pues significa que la Iglesia ratifica con el gesto de la coronación canónica la importancia que una determinada advocación, representada por una imagen concreta, tiene para sus fieles. Pues bien, esperamos que esta ocasión sea motivo de especial acercamiento al misterio pascual, por el cual todos hemos sido lavados en la Sangre del Cordero, para que contemplemos el papel de la Santísima Virgen al lado de su Hijo, Redentor del Género Humano, e imitemos su aptitud de apertura a su Palabra creadora y su disponibilidad a la acción del Espíritu de tal manera que, como ella, adoremos de manera adecuada al Padre.
Para esto la cofradía organizará distintos actos de culto, a los que están especialmente convocados todos los hermanos, y a los cuales están invitados todos los fieles devotos de Nuestra Madre.
Para el hecho material de la Coronación, en el que se pretende simbolizar toda esa devoción y cariño que sus hijos le tenemos, la cofradía, haciéndose eco de los deseos expresados por muchos hermanos y devotos en general –que en repetidas ocasiones han ofrecido e incluso ya han donado diversas joyas realizadas con metales preciosos–, ha pensado en recaudar el doble del oro necesario para hacer la corona, con el fin de coronar a Nuestra Madre con una corona de oro como Ella se merece y también hacer, con el dinero de la venta de la mitad de ese oro, una importantísima labor asistencial a favor de nuestros hermanos más desfavorecidos, que sea la verdadera coronación de Nuestra Madre, pues molesta estaría Nuestra Madre con una corona de oro, sabiendo que no hemos mirado de entre sus hijos, nuestros hermanos, a aquellos que lo están pasando peor.
Es por ello que de cada cantidad de oro y donativos entregados para la corona, la mitad irá físicamente en ella de manera que tengamos la certeza de que en la corona de la Virgen está materialmente la mitad del oro que hemos entregado, y que siempre estará adornado por Su Cabeza, pero que la otra mitad, una vez vendida, se empleará en un importante proyecto a favor de los más desfavorecidos, que sea la verdadera corona que, y ésta sí, adornará su Corazón de Madre.
La cantidad puede parecer una barbaridad, algo inalcanzable, pero estamos hablando de tan sólo un gramo de oro por hermano de la cofradía, esto sin contar con que se aceptarán, gustosamente, todas las donaciones de fieles que así lo deseen hacer. En caso de querer hacer una aportación dineraria para que la cofradía la convierta en oro, también se podrá hacer.
Estamos seguros de que Nuestra Madre sí conseguirá ese oro que hace falta para esas dos coronas: la que pondremos sobre su cabeza llamándola Reina de nuestros corazones y la que pondremos en su corazón, para que ante Ella, Causa de nuestra alegría y Estrella de la mañana y siendo Espejo de justicia y Consuelo de los afligidos, nosotros, sus hijos, seamos capaces de llevar a nuestros hermanos esa corona de justicia, solidaridad y consuelo, y sepamos ser su abrazo cariñoso y consolador con aquellos que más lo necesitan.
Es evidente que las piedras preciosas que viniesen engarzadas en las joyas, se aprovecharan para el adorno de la corona. En breve la Cofradía comunicará a los hermanos y fieles en general donde y como se hará la recogida de las joyas que se donen, así como donde pueden hacer su aportación dineraria.
No quiero dejar que pase esta ocasión sin invitaros a meditar estas palabras del padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo sacadas de sus homilías:
“Pues Dios no tiene ciertamente necesidad de vasos de oro, pero sí, en cambio, desea almas semejantes al oro… No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos, pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe pensarse en la caridad para con los pobres. Porque, si Dios acepta los dones para su templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres.
…¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. O, si viéndolo vestido de andrajos y muerto de frío, sin acordarte de su desnudez, levantas en su honor monumentos de oro, afirmando que con esto pretendes honrarlo, ¿no pensará él que quieres burlarte de su indigencia con la más sarcástica de tus ironías?
…Con esto que estoy diciendo, no pretendo prohibir el uso de tales adornos, pero sí que quiero afirmar que es del todo necesario hacer lo uno sin descuidar lo otro; es más: os exhorto a que sintáis mayor preocupación por el hermano necesitado que por el adorno del templo. Por tanto, al adornar el templo, procurad no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es mucho más precioso que aquel otro”.
Éste es el sentido que la Cofradía quiere darle a esta Coronación y al que de todo corazón invitamos a todos los fieles y convocamos, llenos de gozo, a todos los hermanos, para que asistan a los actos preparatorios del acontecimiento tanto catequéticos como litúrgicos y culturales.
Javier Lozano
(Un extracto de este artículo se publicó en la hoja diocesana Iglesia en Zamora)