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Proyecto Hombre: “mucho más que dejar las drogas”
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Reportajes de Cáritas Diocesana

29/11/2013

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Proyecto Hombre: “mucho más que dejar las drogas”

“Cuando entré en Proyecto Hombre me volvieron a hacer sentir persona”. Palabras como éstas se escucharon ayer en la mesa redonda de testimonios organizada por Cáritas Diocesana de Zamora en el XXV aniversario de Proyecto Hombre, con la participación de toxicómanos rehabilitados y en proceso de rehabilitación, familiares y voluntarios.

Zamora, 29/11/13. El Club La Opinión-El Correo de Zamora acogió ayer una mesa redonda de testimonios en el XXV aniversario de Proyecto Hombre, con el título “Yo estuve en Proyecto Hombre”. La responsable del foro del prensa, Carmen Ferreras, se refirió a esta institución en la presentación con las palabras “superación y esperanza, mucho trabajo”. La periodista afirmó que Proyecto Hombre “marcó un antes y un después en multitud de drogodependientes y en sus familias”. En sus orígenes, “cuando muchos daban pasos atrás, “la Iglesia católica avanzó con decisión y firmeza poniéndose manos a la obra con los drogodependientes”.

Recordó también que han pasado por esta institución de Cáritas Diocesana de Zamora 4.500 personas en sus 25 años de vida. Tras referirse al panorama de las toxicomanías en la actualidad, Carmen Ferreras señaló que “gracias a Proyecto Hombre, estas terribles adicciones pueden ser vencidas. Podemos felicitarnos todos los zamoranos por tener en nuestro suelo una comunidad ejemplar que ha desarrollado un trabajo extraordinario”, afirmó.

De la pérdida total a la ilusión

Francisco García García, salmantino, se rehabilitó el año pasado. Contó cómo lo perdió todo por las drogas (concretamente cocaína): “empiezas por diversión y terminas por obligación”. Y reconoció: “mi entorno familiar quedó devastado, y cuando llegué a Proyecto, lo primero que encuentras es que quieren ayudarte, te tratan como una persona, que es lo que en la calle no tienes”.

El proceso terapéutico “es muy duro, pero muy satisfactorio, y te das cuenta de muchas cosas”. Ahora “me siento bien, veo la vida con ilusión y con esperanza, con deseos de futuro. Todo lo que perdí, lo he vuelto a ganar, con más fuerza incluso”.

Estar en Proyecto Hombre, un lujo

David Rodríguez Manzano contó cómo le gustaban las drogas, y por ello llamó a potenciar la prevención en la educación, mostrando a los niños y jóvenes alternativas de ocio y diversión. “En mi caso llegó un momento en el que, viendo cómo había hecho sufrir a la gente que estaba a mi alrededor, esto pesó para tomar la decisión de salir de ese mundo”.

Estar en Proyecto Hombre en ese tiempo en el que estuvo “era un lujo. Allí aprendí que el problema no eran las drogas, sino que era yo, y aprendí a responsabilizarme de lo que estaba haciendo, y de lo que estaba haciendo sentir a los demás”. David, antiguo consumidor de heroína, reconoció: “para mí Proyecto Hombre ha significado mucho, porque he aprendido a manejarme de una manera decente. Es mucho más que haber abandonado las drogas”.

Años de vida perdidos

Joaquín Martínez Chamorro, extremeño en proceso de rehabilitación, dijo tras su presentación: “mi tierra está un poco lejos, pero no me arrepiento de haber venido”. Contó su proceso de una década de consumo de drogas (“desde los 19, diez años haciendo el gilipollas”). La droga “te da lo que necesitas al instante, al comienzo, pero te engaña, es un poco como el demonio, que tiene una cara bonita y luego te la pega”. Es más tarde “cuando ves las pérdidas, y te das cuenta de que tienes un problema y que las drogas te están haciendo daño”. Pero entonces surge el “miedo a reconocer que estás enganchado, que estás perdiendo tu vida, que tienes un problema… y te arrojas más en manos de la cocaína”.

Y llega el momento de pedir ayuda, que en su caso se dio en 2012. “Cuando entré en Proyecto Hombre me volvieron a hacer sentir persona”, afirmó emocionado. “Si no existiera Proyecto Hombre, no existirían muchas personas de las que estamos aquí, ni muchas familias”, añadió. Aunque aún no ha terminado el programa, afirmó estar “muy ilusionado de vivir mi vida, porque llevo diez años sin disfrutar de nada”.

El sufrimiento de las familias y el calor de la acogida

María Peral Serrano, hermana de un recién rehabilitado, contó que “la experiencia es muy dura, porque mi hermano lo perdió todo. Es algo duro, pero no imposible”. En su casa sufrieron el problema de su hermano y lo llevaron a Proyecto Hombre. “Ha tenido recaídas, y él pedía volver al centro porque lo necesitaba”, señaló. Desde el principio del proceso de rehabilitación “se le notaba para bien, y ahora está volviendo a la vida anterior, pero con un cambio radical, ahora está más relajado”.

La siguiente en intervenir fue Concha del Amo, madre de un residente en la comunidad de Proyecto Hombre. “Tuve que echar a mi hijo de casa”, afirmó, y tiempo después “se presentó en casa de tal manera que no lo reconocí al comienzo. Cuando lo reconocí por la voz le exigí que fuera a Proyecto Hombre”. Recordó “el cariño que recibí al llegar al centro, me sentí arropada y querida, y para mí fue algo idílico. No había plaza para que mi hijo se quedara, y lo tuve que llevar y traer unos meses hasta que hubo sitio en uno de los pisos de acogida”.

“Lo mejor que me ha pasado en la vida ha sido conocer Proyecto Hombre, es la única manera que tiene un drogodependiente para salir de ahí”, afirmó. De ahí pasó a ser voluntaria, colaborando con los grupos de autoayuda. Y sigue disponible para todo lo que haga falta en el centro. “Fue empezar a vivir, en una palabra. Son mi gran familia”, subrayó. “Ha sido de un enriquecimiento personal incalculable, esto es real. Ha sido un lujo el conocer a Proyecto Hombre. Y si pude dar algo como voluntaria, he recibido muchísimo más”.

Voluntariado: aportar lo que se es

Por último, habló Carmen Diego Suaña, voluntaria entre 1993 y 1996, contó su experiencia, que “partió de la reconstrucción de una persona cercana”. Mostró su agradecimiento “a los monitores por sus desvelos, a tanta gente con la que estuve compartiendo la vida en muchos momentos”. También Carmen llevó grupos de autoayuda, “donde simplemente hay que estar y aportar lo que eres”, y destacó “cómo con tan poco esfuerzo puedes hacer tanto”.

“Yo considero que el voluntariado es un regalo, y la primera que te enriqueces eres tú”, reconoció. “Para mí fue un regalo Proyecto Hombre y estar allí. Cualquier persona puede salir de donde esté, sea la droga o sea otra situación en la que sea esclavo”. El centro “era un ambiente festivo, amable y cariñoso”. Recordó la formación esmerada que se recibe en Proyecto Hombre para el voluntariado, y agradeció a la institución la posibilidad de dar testimonio y recordar que “todo ser humano puede salir de todas las situaciones indigentes en las que se encuentre, y que la dignidad del ser humano se la da otro”. Las personas, dijo “rechazamos o integramos”.

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