NUESTRO GRAN ARGUMENTO Por Antonio Rojas
Juan Pablo 11 afirma en la encíclica Familiaris consortio que la moral es un camino hacia la felicidad y no una serie de prohibiciones. Esta idea ha sido repetida con frecuencia por Benedicto XVI de diferentes maneras: Dios nos da todo y no nos quita nada; la enseñanza de la iglesia no es un código de limitaciones, sino una luz que se recibe en libertad.
La fuerza con que la verdad se impone, dijo el papa cuando aún era cardenal, tiene que ser la alegría, que es su expresión más clara. Por ella deberían apostar los cristianos y en ella deberían darse a conocer al mundo.
Comunicar la fe no es discutir para vencer, sino dialogar para convencer. Cuando se habla de modo frío, se amplía la distancia que separa del interlocutor. La madurez de una persona está en su capacidad de descubrir que puede «herir» a los demás con sus verdades, y cambiar de táctica.
Nuestra sociedad no nos pide a los católicos limosna para subsistir, sino que le dotemos de los medios necesarios para poder vivir sin ella.
Amigo, no lo dudes: en este mundo del siglo XXI, nuestro gran argumento es la caridad, porque la Caridad, con mayúscula, me da energías para que yo siga considerando al otro mi hermano y siga buscando lo mejor para él siempre de una manera nueva y verdadera.