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A los pies del Cristo del Espíritu Santo
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25/03/2024

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A los pies del Cristo del Espíritu Santo

Y cuando yo sea exaltado, atraeré a todos hacia mí (Jn 12, 32)

A tus pies, Cristo del Espíritu Santo, fijando la mirada en el árbol de la vida hoy, viernes de Dolores, por las calles de nuestra Zamora. Al entrar en la Santa Iglesia Catedral expresamos de nuevo nuestra adhesión a tu corazón desgarrado por amor en favor de nuestros hermanos, los hombres y mujeres de todos los tiempos. Nuestra Hermandad Penitencial, nuestros hermanos, acompañándote en esta bella procesión en la que de nuevo resuena la invitación de tu persona a seguirte hasta el final.

Queremos presentarte los sufrimientos de tantos inocentes, la soledad de tantas personas, el drama de las guerras que asolan nuestro mundo en pos de una desesperanza y oscuridad que intentan envolvernos, las historias de tantos hermanos nuestros acosados, violentados, maltratados… si tu cruz ha sido a los ojos de los hombres la expoliación, la privación, el despojo…, al mismo tiempo ésta ha sido a los ojos de Dios la más alta expresión de su ternura y de su amor, su elevación. En el Misterio de la cruz has alcanzado y realizado tu misión cumpliendo la voluntad del Padre. En esta obediencia te has realizado y plenificado la humanidad misma. En la debilidad has manifestado tu poder, y en la humillación toda tu grandeza mesiánica. La prueba de tu grandeza acontecen en las palabras pronunciadas durante la agonía en el Gólgota y, especialmente, en éstas en la que se desvela tu compasión por nosotros «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». A quienes participan de tus sufrimientos, estas palabras se imponen con la fuerza de un ejemplo supremo. El sufrimiento es también una llamada a manifestar la grandeza moral del hombre, su madurez espiritual. De esto han dado prueba los mártires y confesores de Cristo, también hoy en nuestros días, fieles a las palabras: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla.

No estás sólo Señor, en el camino de la Cruz: como modelo de los que te seguimos tenemos a tu Madre; como tipo de aquellos que asumen el peso del sufrimiento impuesto y soportándolo reciben su bendición, tenemos a Simón de Cirene; como representantes de aquellos que aman y se sienten impulsados a servir al Señor está la Verónica... eres tú, Señor, Cristo-Cabeza quien expía el pecado en estos miembros de su cuerpo místico que se ponen a disposición de su obra de redención en cuerpo y alma... Los amantes de la Cruz, que él suscitó y que nuevamente y siempre suscita en la historia… Para ello hemos sido llamados también nosotros"

El Misterio de la expiación, es participación en el Misterio de Cristo: La expiación voluntaria es lo que nos une más profundamente y de un modo real y auténtico con el Señor... la expiación une más íntimamente con Cristo, al igual que una comunidad se siente más íntimamente unida cuando realizan juntos un trabajo, o al igual que los miembros de un cuerpo se unifican cada vez más en el juego orgánico de sus funciones...Ayudar a Cristo a cargar con la Cruz proporciona una alegría fuerte y pura, escondida al corazón soberbio y arrogante, y desvelada en el misterio del amor humilde.

Pedro Juan Martínez

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