21/03/2023
El obispo participa como ponente en la formación permanente del clero de Ávila
Zamora, 21 de marzo de 2023. La diócesis de Ávila ha contado con la participación de D. Fernando Valera para hablar a su presbiterio de la pobreza evangélica en la vida del presbítero y el uso de los bienes en el ministerio.
Fernando Valera habló de las distintas pobrezas que nos sobrecogen en la actualidad: no tanto de la falta de bienes materiales, sino de otro tipo de pobrezas que afectan también a nuestro presbiterio. En especial, el desánimo.
“Los presbíteros estamos viviendo una realidad de pobreza muy concreta, que está e el ámbito de la identidad personal del ser presbítero, que debe vivir conforme a su ser apostólico, que es lo que nos caracteriza”, apuntaba. Así, abogaba por renunciar a las “prolongaciones del hombre”, como puedan ser cargos u otro tipo de ocupaciones. “Hemos de vivir la gratuidad del servicio a la comunidad cristiana (…) y ser libres: no utilizar los bienes ni subirnos a ellos como a una peana. Es una llamada a la pobreza desde nuestra identidad como presbíteros”. Alertaba también Monseñor Valera de las “actitudes cainitas” dentro del presbiterio, “porque así estamos rompiendo la esencia misma de nuestro ser, que es la comunión”.
La despoblación, la falta de vocaciones, … son ese otro tipo de pobrezas que nos acechan y nos conducen a una actitud de desánimo. “Todo el cuerpo de la Iglesia sufre, y está sufriendo, y está debilitado”, señalaba el prelado. “A veces nos asalta la nostalgia del pasado, donde los códigos de conducta estaban definidos e integrados. Y vemos que ahora nuestros contemporáneos son ajenos a la vida eclesial. Y la Iglesia pasa a ser una realidad periférica: el hombre cada vez necesita menos de la Iglesia. Esta periferia a veces es incómoda”.
Pero, frente a esta realidad, una actitud de esperanza: “no podemos caer en la queja constante, porque por aquí está pasando también el Señor. Estas debilidades y defectos, cuidado con tratarlos con amargura y tristeza, porque eso indicaría una falta de fe. Frente a esta hostilidad, ignorancia e indiferencia, hemos de asumir la realidad como una pobreza, pero con la mirada siempre al frente, pasando del mero análisis al diagnóstico y la síntesis (…) porque tenemos ante nosotros unos retos tremendos, pero hay que vivirlos con alegría. Y con ganas”.
El Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros de la Congregación para el clero en su Capitulo III indica que "la formación permanente de los clérigos es una exigencia, que nace y se desarrolla a partir de la recepción del sacramento del Orden. Se trata de una necesidad intrínseca al mismo don divino, que debe ser continuamente «vivificado» para que el presbítero pueda responder adecuadamente a su vocación. Él, en cuanto hombre situado históricamente, tiene necesidad de perfeccionarse en todos los aspectos de su existencia humana y espiritual para poder alcanzar aquella conformación con Cristo, que es el principio unificador de todas las cosas. A este grave deber corresponde un preciso derecho de parte de los fieles, sobre los cuales recaen positivamente los efectos de la buena formación y de la santidad de los sacerdotes".
Desde estas claves, las diferentes diócesis programan espacios formativos para los sacerdotes. Este ha sido uno de esos espacios en los que los sacerdotes de Ávila han escuchado las palabras de nuestro obispo que, sin duda, habrá servido para su formación permanente y un mejor ejercicio de su ministerio.