¡Gracias, hermanas!

La diócesis de Zamora despidió ayer a la comunidad de religiosas del Amor de Dios del arciprestazgo de Aliste-Alba tras más de 50 años de presencia ininterrumpida en esta tierra. Las religiosas se trasladan a nuevos destinos, en unos casos para recibir los cuidados que necesitan por su avanzada edad y, en otros casos, para seguir su misión en otros lugares.

La despedida se celebró ayer en Alcañices con una eucaristía de acción de gracias que presidió el obispo de Zamora, Fernando Valera, y que concelebraron un nutrido grupo de sacerdotes. La iglesia parroquial de Alcañices se quedó pequeña por la numerosa presencia de vecinos, autoridades municipales y trabajadores de Cáritas Diocesana de Zamora. Hay que destacar que las religiosas del Amor de Dios han dedicado la mayor parte de su vida a las personas mayores de la residencia Virgen de la Salud de Cáritas. "Servimos las comidas, en algunos casos hasta les damos de comer, les acompañamos en su día a día, rezamos con ellos, y también atendemos la portería" explica sor Isabel. Un trabajo encomiable que ha sido reconocido por Cáritas que ayer, tras la misa, les obsequió con un icono de la Virgen.

Por su parte, monseñor Valera agradeció la misión desarrolladas por las religiosas en esta tierra zamorana: "Gracias por ser dóciles al sígueme de Jesús, por dejarlo todo y caminar con él. Alcañices y toda su comarca se ha visto acompañada y servida por vosotras. Gracias por la entrega y la generosidad. Gracias por anunciar con obras y con palabras de vida a tantas personas en esta residencia y en esta realidad rural".

De esta forma, la iglesia de Zamora agradeció a las religiosas del Amor de Dios su testimonio y su misión. Su vida ha sido "un regalo para todos", tal y como les dijo el obispo diocesano.