07/09/2023
Jesús Campos, misionero zamorano y ahora bloguero "alienygena"
Jesús Campos Santiago, misonero zamorano en la República Centroafricana, ha creado un blog que lleva por subtítulo "Memorias de un alienygena en RCA". De manera habitual irá mostrando a través de la red su ser y hacer por la tierra que le ha acogido con los brazos abiertos y, de esta manera, estrechará también las distancias con su querida Zamora y sus gentes.
Su última publicación ha ido de datos, con la intención de construir "una idea cierta de dónde estamos como Iglesia de Zamora y de cuántos, quienes y cómo son los que pisan esta tierra". Reproducimos a continuación íntegramente su última entrada del blog:
Una población de 5,457 millones de personas, según datos de 2021. Entre un 60-70% de la población es joven y cuenta con una tasa de no escolarizados del 70%, es decir, un altísimo porcentaje de analfabetos. Menores de 25 años son el 63,9% de la población y menores de 5 años son el 17,3%. La esperanza de vida está entre 45-55 años, el segundo país con la esperanza de vida más baja del mundo y el quinto con la mortalidad más elevada por enfermedades infecciosas y parasitarias. Además son los primeros, eso sí en tener una de las tasas de mortalidad infanto-juvenil más altas del planeta (220/1000), mucho más que los datos de cualquier campo de refugiados en la actualidad. Esta es la radiografía básica de esta microclima humano.Informes de todo tipo no faltan, detallados y actualizados. Informes de las grandes instituciones que justifican acciones que cuesta trabajo descubrir, más allá de sus papeles y programaciones. En medio de esta situación humanitaria encaran la vida los centroafricanos con una distribución por el territorio repartida entre la capital del país Bangui, (603.000 personas, ¡con una media de edad de 18 años!) y las capitales de prefectura, en un volumen del 36,2%. El resto del territorio (extensión como España y Portugal juntas) es eminentemente rural (70,9%). Las mujeres representan el 54,3% de la población. Resumiendo: un país enorme, muy poco poblado y con una población, la que sobrevive tras los primeros cinco años de vida, muy muy joven.
Desde el punto de vista de las creencias, es una población, como lo es por lo general el africano, muy religiosa. No conciben la vida sin la transcendencia, sin Dios. Así las creencias étnicas (10%), el amplio espectro del cristianismo (80%)y el islam (10%), configuran aquí el mosaico de la fe. Vayas por donde vayas, encontrarás una cruz, una capilla, de unos o de otros. Perviven ideas ancestrales, singularmente nada compatibles con la fe católica (brujería, supersticiones, etc). Los conflictos bélicos son primero bélicos, porque son violentos. Recordemos que aquí todo hombre tiene en casa un machete. Después políticos, porque los sostienen las ideologías y finalmente religiosos, porque quieras o no, todos los implicados profesan alguna creencia. Cuando estás aquí te das cuenta de cómo occidente manipula grandemente la información que vierte de esta realidad, presentando estos conflictos como si fueran de raíz o aderezo religiosos y por tanto se da la imagen de la religión como un elemento social nocivo y primitivo.
Cuando pisas esta tierra de verdad, te das cuenta que un activo de humanidad, de dignidad y de sana convivencia, es la propuesta católica (30%). Escuelas parroquiales, dispensarios, hospitales, internados, lugares de promoción y propuesta de proyectos… todo ello forma parte de la iglesia, además de la liturgia y los sacramentos. La tenue conciencia crítica social y política, emerge también exigua del compromiso con el Evangelio, que más sabe de caminos y gentes que de despachos e intereses. Respecto a las posibilidades que presenta, a pesar de sus variadas limitaciones, (ser un país de interior, infraestructuras, administración, etc…), digamos que como el resto de este continente, es la despensa del resto del mundo. Materias primas del mundo vegetal, nutridos recursos minerales, plagan el subsuelo de esta tierra cuya población pisa descalza y a la que se aleja de este potencial. Yo creo que su mayor riqueza es su juventud. Tendrá que asumir su responsable papel en la construcción de este colectivo nacional, antes maltratado, ahora olvidado, y siempre explotado, ¡sí!. Para ellos es también el innegable y resiliente tesoro de una tierra que sí aparece en el sueño de Dios.
Desde la diócesis de Zamora agradecemos el esfuerzo de Jesús Campos y rezamos por él, por el resto de personas que conforman la misión y por los frutos evangelizadores de su esfuerzo.