“Llamados a vivir una profunda experiencia de Dios”La Santa Iglesia Catedral de Zamora ha acogido esta mañana la celebración de la Misa Crismal. La eucaristía, presidida por nuestro obispo don Fernando, ha contado con una amplia presencia del presbiterio de Zamora. Durante la celebración, el presbiterio zamorano, unido a su obispo, ha renovado las promesas sacerdotales que el día de su ordenación sacerdotal.
En la celebración, que ha comenzado a las 12:00 horas de la mañana y ha podido ser seguida a través del canal de Youtube del Cabildo de la Catedral, participaron fieles y consagrados de las distintas parroquias y realidades de la diócesis.
La Misa Crismal, que antecede al Triduo Pascual, dirige la mirada hacia la llegada de la Pascua, ya que en ella se bendice el óleo de los catecúmenos, para la celebración de los bautismos, el de los enfermos y se consagra el Santo Crisma, para la unción de bautizados, confirmandos y ordenandos.
En su homilía, D. Fernando recordó que los sacerdotes están llamados a caminar hacia la santidad, siendo hombres con una profunda experiencia de oración. Esta oración debe ser constante, incluyendo súplica, agradecimiento y alabanza. Un corazón enamorado de Dios reconoce el cielo en lo más sencillo y busca las gracias necesarias para su gente. Dicha santidad llama también al obispo a vivir en su vida la caridad pastoral, cuidando las preocupaciones y debilidades de los presbíteros y entregando su vida por Cristo y la diócesis.
La santidad de los presbíteros se da en la unión sacramental con sus hermanos sacerdotes y el obispo, en la fidelidad y cooperación generosa. El Papa Francisco, en su Exhortación Apostólica Gaudete et exultate, llama a la santidad desde el aguante, la paciencia y la mansedumbre. Estas actitudes atraen, pacifican y dan serenidad, formando un corazón humilde que irradia alegría a su alrededor. La fraternidad sacramental es esencial, ya que cuando un sacerdote sufre, todos sufren, y cuando uno está herido, todos lo están.
Finalmente, la santidad pasa por un corazón desprendido y servidor, como el de María, que transmite felicidad y alegría. Los presbíteros deben vivir la acogida cordial, humilde, intercesora y hospitalaria, con una profunda experiencia de Dios. La fecundidad pastoral nace de la mansedumbre y la acogida cordial, velando por el santo Pueblo de Dios y esforzándose por ser personas corteses, serenas, entusiastas y alegres.
Esta llamada a la santidad es, en Palabras de D. Fernando, a seguir configurándose con Cristo, Buen Pastor, pues:
“Ser santo es permanece por gracia en un ministerio vivo, que se deja mirar a los ojos, se deja interrogar: “¿También tú, quieres marcharte? Por eso, di en tu corazón, cuando renueves las promesas: Sí. Señor, quiero permanecer en tu amor. ¿A dónde iré lejos de tu rostro? ¿A dónde iré lejos de tu mirada?”
16/04/2025más info