Montamarta expone el ajuar de la virgen del Castillo

La parroquia de Montamarta ha organizado una exposición en la que se podrá ver el amplio ajuar de su patrona, la virgen del Castillo. En el local municipal conocido como "la panera" se muestran los trajes y enseres de esta talla devocional de autor desconocido y datada en el siglo XVIII. 

LA HISTORIA

La Virgen del Castillo es una imagen de bastidor (para ser vestida) y únicamente tiene talladas y policromadas las partes visibles (cabeza, manos y Niño), el resto es un armazón de madera de pino para alcanzar altura y poder ser vestida.

A lo largo de los siglos, esta querida imagen ha recibido múltiples trajes de sus devotos y puede ser cambiada de ropa , dependiendo de las fiestas y, en algunos casos, siguiendo los deseos y peticiones de los fieles. La talla mariana, a pesar de ser de autor desconocido, tiene una buena policromía y sus rasgos son dulces y amables. Esto lleva a sus devotos a decir, no sin razón, que es la Virgen más guapa que existe en toda la comarca.

En octubre del año 2010, se perpetró un robo en la iglesia que alberga la imagen y fue mutilada su mano izquierda para poder sustraer al Niño Jesús que sostenía. También fue robado el otro Niño Jesús que contenía el camarín de la Virgen, y que era conocido como el Niño de la Resurrección. Ambas imágenes del Niño Jesús y la mano izquierda de la Virgen  siguen en paradero desconocido desde el robo.

Aunque la Virgen del Castillo ha quedado sin su Niño, los hijos de Montamarta siguen acudiendo a ella y le profesan su gran devoción, repitiendo constantemente, como dicen unos versos de su Novena: “Sed para todos, oh Virgen del Castillo, faro luminoso que nos guíe, ángel tutelar que nos defienda, báculo firme que nos sostenga, puerto seguro que nos reciba y abogada solícita que gane nuestra causa en la presencia del supremo juez”.

Además de los trajes de la Virgen y del Niño, en el transcurso de la historia, los devotos de Montamarta han ido regalando a su  Madre diversas alhajas (collares, exvotos, relicarios, etc.), que están guardadas por precaución, y pocas veces se utilizan para las celebraciones.

Por tanto lo que se expone en la muestra es un pequeño “tesoro oculto” que es necesario dar a conocer, porque forma parte de la vida del pueblo. Estas joyas y estos trajes son prueba del amor y de la devoción de los antepasados a la Virgen del Castillo.