Procesión de la Virgen de la Soledad en Bercianos

El Viernes Santo en Bercianos de Aliste se conoce, sobre todo, por el Sermón del Descendimiento y la Procesión del Santo Entierro, pero no todo acaba ahí. En la noche del Viernes Santo, los cofrades y las gentes de Bercianos han acompañado a María, nuestra Madre, en el dolor que sufre por la muerte de su Hijo. Es la conocida como la procesión de La Soledad, que este año ha estado presidida por Fernando Valera, obispo de Zamora.

En torno a las 21:30 horas, cofrades y feligreses han ido llegando a la iglesia parroquial de San Mamés, pero esta vez ataviados con ropa de calle. A la puerta del templo, el párroco de la localidad, José Alberto Sutil, y el presidente de la cofradía del Santo Entierro, Juan Lorenzo, daban la bienvenida a don Fernando y a su secretario, Pedro Juan Martín, anterior párroco de Bercianos.

Pasadas las 10 de la noche, ha comenzado una de las procesiones más sobrecogedoras de la Semana Santa de Bercianos. El obispo, Fernando Valera, ha dirigido el rezo de los misterios dolorosos del santo rosario delante de la imagen de la Virgen Dolorosa, para después presidir la procesión por las calles de la localidad.

El sepulcral silencio solo es roto por el sonido de los pasos y por las estrofas del tradicional himno Stabat Mater, que, al igual que el Miserere, se canta en latín (hombres) y en castellano (mujeres). El dolor de la Madre es alumbrado por las velas de los cofrades, con rústicas tulipas de papel, así como por las velas que los fieles de Bercianos depositan en las ventanas de sus casas, en las calles por donde pasa la procesión.

De regreso al templo, se han apagado las luces de la Iglesia parroquial para poder entonar a dos coros la Salve. Don Fernando ha pronunciado la oración final e impartido su bendición a todos los presentes.