San Esteban, diácono

San Esteban fue diácono y uno de los primeros mártires del cristianismo.

Su historia está registrada en el Nuevo Testamento de la Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Según la narrativa, Esteban fue elegido como diácono para ayudar en la distribución equitativa de alimentos entre los miembros de la comunidad cristiana primitiva en Jerusalén.

Su predicación atrajo la atención y la oposición de algunos líderes judíos, quienes lo acusaron de blasfemia. En un discurso apasionado, Esteban defendió la fe cristiana y recordó la historia del pueblo judío, pero sus palabras enfurecieron a la multitud. Como resultado, fue llevado fuera de la ciudad y apedreado hasta la muerte, convirtiéndose así en el primer mártir cristiano. Su vida y muerte son conmemoradas en la tradición cristiana, y San Esteban es reconocido como un ejemplo de valentía y fidelidad a la fe.

Las iglesias católica, anglicana, luterana, ortodoxas orientales, ortodoxa y oriental nestoriana veneran a Esteban como santo. Artísticamente es representado con piedras y la palma del martirio. La iconografía de las iglesias orientales le muestra como un hombre joven, sin barba, con una tonsura, llevando ropas de diácono y, a menudo, sosteniendo una pequeña iglesia o un incensario.