Reportajes de la Vicaría episcopal para la Delegación episcopal de Evangelización

11/10/2015

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¿Qué hacemos con la familia?

RESUMEN DEL OBJETIVO PASTORAL DIOCESANO PARA EL CURSO 2015/16

La familia es fundamental en la vida de la iglesia y de la sociedad. Por eso el obispo la ha propuesto como objetivo pastoral diocesano para este curso. Aquí lo resumimos.

1. VOCACIÓN AL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

Dios llama a cada persona a encontrarse con Él y a hacerlo en una forma particular y concreta. Es lo que llamamos, ordinariamente, vocación. Por otro lado, al mirar los sacramentos, comprendemos con claridad que el matrimonio es el medio por el que Dios hace presente de forma sacramental en nuestra realidad su amor esponsal por los hombres, su fidelidad al mundo.?Si Dios llama a un hombre y a una mujer a ser sacramento de su amor en el mundo y hace de ello un sacramento de misión, es evidente que podemos hablar de vocación matrimonial, llamada específica de Dios para realizar una misión en este mundo, en la Iglesia. Por eso debemos...

a. En el itinerario de la fe, descubrir la vocación al matrimonio, y, desde él, a la familia. Es importante, en el itinerario de la fe de cada persona, descubrir el sentido de la propia vida, qué quiere Dios para mí, qué espera de mí. Nuestra sociedad no tiene esta conciencia del matrimonio, pero, en muchas ocasiones, tampoco los cristianos que se acercan al sacramento.

b. Suscitar y acompañar el “deseo de familia” que está inserto en el corazón de cada persona. El sacramento del matrimonio viene a insertar profundamente en Cristo lo que ya estaba insertado en el orden de la creación. El hombre ha sido creado para amar y ser amado y sólo en el amor encuentra el adecuado desarrollo de su vida y sólo desde el amor puede llegar a su plenitud. En la cruz de Cristo hemos descubierto con toda claridad cómo es ese amor que da la vida: un amor que se entrega, un amor que busca el bien del otro, un amor que se pone al servicio.

2. MISIÓN DE LA FAMILIA EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO

Toda vocación es para una misión. Y la misión de la familia, en la Iglesia y en la sociedad, es fundamental. En ella nacemos a la vida, en ella crecemos y nos hacemos personas libres y responsables. Por eso nos fijamos en...

a. Qué significa ser “iglesia doméstica”, descubrir la presencia de Dios en la vida de la familia, cómo la acompaña, cómo confía en ella, qué espera de ella. La familia es santuario en el que Dios se hace presente, hogar en el que Él habita. Esto significa que es un espacio primordial en el que Dios sale a nuestro encuentro.

b. La familia como objeto y sujeto de la pastoral eclesial. Esta tarea es una tarea de toda la Iglesia en su conjunto, de sacerdotes, de consagrados y de las familias cristianas.

c. La familia junto a otras familias. La vida cotidiana de la familia se desarrolla en diferentes etapas y en cada etapa se van encontrando, de forma natural, las familias que están en situaciones similares. De aquí surgen relaciones y muchas veces se necesita sentirse escuchado y comprendido por personas que están viviendo lo mismo. Aprovechemos esta relación natural también en nuestras comunidades cristianas.

3. DIVERSAS SITUACIONES EN LA VIDA DE LA FAMILIA

La vocación y misión de la familia pasa por situaciones y etapas muy diversas y es ese tejido diverso y plural el que construye la comunidad social y la comunidad cristiana. Planteamos algunas pistas para distintos momentos de esta vida familiar.

a. La preparación para el matrimonio y la familia. Comienza en el primer instante de la vida, pues es el “irse haciendo persona” y el “irse haciendo cristiano” lo que prepara una manera u otra de ser y estar en las relaciones de pareja. Pero hay momentos de singular importancia que orientan decisivamente el proyecto familiar:

- Preparación lejana. Acompañar las relaciones chico/chica en la adolescencia y primera juventud.

- Preparación inmediata. Proponer el evangelio de la familia a los novios que se preparara para la boda.

b. Primeros pasos en la vida del matrimonio. Iniciar una nueva vida siempre requiere un tiempo de adaptación, de descubrimientos, de alegrías y tensiones. Es bueno que los esposos sientan la cercanía necesaria. De forma particular cuando vienen los hijos, toda la vida cambia, todo es nuevo y son momentos especialmente intensos en la vida de un matrimonio. Dios también está presente de forma particular en esos momentos fuertes de la vida.

c. La familia en el proceso de la Iniciación Cristiana. La Iniciación Cristiana es el proceso por el que una persona llega a ser cristiano. Se inicia en los primeros instantes de la existencia, tiene su punto de partida sacramental con el Bautismo y se va realizando en el día a día según el niño va creciendo hasta que se culmina cuando sacramentalmente se participa en la Eucaristía de la comunidad después de haber recibido el Espíritu Santo en la Confirmación.

d. La familia en el día a día. Fuera de los procesos catequéticos y de los encuentros puntuales, la familia crece y se desarrolla en el día a día. No son muchas las ofertas que tenemos para que encuentren en la Iglesia un espacio para encontrarse, para acudir en momentos de necesidad concreta. Y, sin embargo, la familia sigue siendo la célula fundamental de la vida de la Iglesia y de la sociedad, la Iglesia doméstica en la que el Señor quiere hacerse presente y acompañar a todos sus miembros en el devenir de sus vidas.

4. RETOS Y HERIDAS EN LA FAMILIA

Conocemos el ideal de la familia, pero lo cierto es que la familia concreta camina entre las luces y sombras de la vida cotidiana, con sus gozos y esperanzas, con sus tristezas y sus angustias. Cada época tiene sus facilidades y sus dificultades propias y la nuestra también. Mencionamos algunos de los retos que hoy tienen que afrontar muchas familias:

a. Conciliación entre la vida laboral y familiar. A veces supone un verdadero equilibrio inestable de combinación de horarios, posibilidades y recursos.?Aquí hay que incorporar también, en las familias que así lo buscan y desean, el despertar y el crecimiento religioso de los hijos y el alimento cotidiano de la vida de fe de la familia.

b. El enfermo, el anciano, la pérdida de un ser querido. En la vida de la familia, la enfermedad o la ancianidad que necesita una atención particular, se hace presente. A todos también nos toca, en algún momento, inexorablemente, la muerte de alguien querido.

c. Las heridas de la crisis económica. La crisis ha cambiado el paisaje de nuestras comunidades. Han aumentado entre nosotros las situaciones de precariedad, los abuelos que se han tenido que implicar más en el sostenimiento de los hijos y nietos, los jóvenes que han tenido que emigrar para poder buscarse un futuro.

d. Familias monoparentales, dificultades en la fertilidad, familias rotas. Hay muchas familias monoparentales, fruto de diferentes situaciones: madres solteras, viudedad temprana, ruptura o abandono de la familia quedando los hijos a cargo de uno de los cónyuges, adopciones por parte de una persona en particular.

Mencionamos también la situación, frecuente en nuestros días, de dificultades en la fertilidad, lo que genera en muchas ocasiones sufrimientos y búsquedas.

Por desgracia, hay un porcentaje muy elevado de familias que fracasan en su proyecto matrimonial. Nadie desea esto. Cuando una pareja inicia el camino del matrimonio lo hace con el deseo y la esperanza de la estabilidad. Por eso cada ruptura es muy dolorosa, para los que la sufren y para sus entornos familiares, de forma muy especial para los hijos. De las rupturas se originan muchas veces situaciones de soledad, de incomprensión en el entorno más cercano, de sentimiento de fracaso, de culpabilidad, de dificultades añadidas en la situación y las reacciones de los hijos… En algunos casos, los posteriores proyectos matrimoniales que se ponen en marcha generan una situación irregular en la vida de la Iglesia que se vive con dolor.

Documento completo del objetivo diocesano (PDF)

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